jueves, 7 de abril de 2011

PAELLA DE HOMENAJE PARA SEVERIANO BALLESTEROS EN EL MASTERS DE AUGUSTA SEGUIDO DE UN AUTENTICO MENU ESPAÑOL

Augusta. Miércoles, víspera del Masters, cena de campeones. Phil Mickelson, defensor de la Chaqueta Verde, elige el menú por tercera vez. El cuerpo le pide, para empezar, ensalada verde con vinagreta de gazpacho. Le sigue una paella de mariscos y pimentón ahumado y tortilla. Homenaje a Seve, siempre presente aunque no esté. De postre, torta de manzana, española también, con helado de vainilla, chocolate y canela. Le acompañan, entre otros, dos hispanohablantes de buen comer, José María Olazabal y el argentino Ángel Cabrera. Se comenta entre trago y trago que los mariscos han quedado algo duros, la ración escasa.
La cena de confraternización antes de salir a competir por el primer 'major' del curso se celebra después del tradicional torneo de Par 3. Cabrera comparte vuelta con su esposa, 'caddie' ocasional. Silvia sonríe cuando el grupo de argentinos le recuerda que estuvo presente en todos los Masters que jugó su marido salvo en el que ganó, en 2009. Tampoco estuvo en Oakmont, cuando su marido conquistó el US Open de 2007. No apuesten por Ángel esta vez.
Miguel Ángel Jiménez, junto a Pepín Liria, su 'caddie' el miércoles, y el hijo del matador. | Afp

Miguel Ángel Jiménez, junto a Pepín Liria, su 'caddie' el miércoles, y el hijo del matador. | Afp
Cabrera presume de 'caddie', pero no tanto como Zach Johnson, el campeón en 2007. "Será una sorpresa", 'tuitea' antes de presentarse en el campo con Andy Roddick, apropiadamente vestido, mono blanco con el dorsal 23 y gorra verde con el logotipo del club en el frontal. "Él es un chico del medio oeste, yo soy del medio oeste y es la primera vez que viene aquí. Y además quiere ser 'caddie'. Yo siempre ha querido conocerle porque soy un fanático del tenis", explica el jugador de Iowa. "Mis manos están temblando, casi no puedo poner el 'tee' en el suelo". Para Roddick, pisar la hierba de Augusta por primera vez resulta una experiencia tan mística como hacerlo en la de Wimbledon.
Ajeno a todo, la mirada fija en la bola, el número uno del mundo, el alemán Martín Kaymer, se empeña en aumentar la carga de 'draw' (efecto de derecha a izquierda). Se prepara para los 'doglegs' de los hoyos 2, 9, 10, 11, 13 y 14. Se mentaliza, sobre todo, para superar el corte por primera vez en su carrera después de tres eliminaciones antes del fin de semana. +12 en seis vueltas. Augusta, amor y odio, placer y sufrimiento. Kaymer deberá reconciliarse con magnolias y azaleas si quiere salir de allí al frente del 'ranking'.
¿Un número uno que nunca llegó vivo al domingo decisivo del Masters? "Nadie ha podido capitalizar el lugar que dejó vacante Tiger Woods. Tan sencillo como eso", resume Camilo Villegas. "Antes él ganaba casi todo y, ahora, hemos pasado de un dominio abrumador a una atomización total de ganadores, producto de que nadie ha podido jugar con la consistencia a la que él nos había acostumbrado".

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