El Centro Andaluz y el Museo del Fuerte deleitaron con una extraordinaria paella . En horas del mediodía de ayer, el Museo Histórico Fuerte Independencia, con la colaboración del Centro Andaluz, convocaron a la comunidad a una “Gran paella”, en las instalaciones de 4 de Abril 845. Con un aroma único y un trabajo descomunal de organización, una gran fila de gente se hizo presente para no perderse este tradicional plato español.
La iniciativa, que apunta a recaudar fondos para la histórica institución, surgió el año pasado desde el Centro Andaluz, quienes le ofrecieron al presidente del Museo, Oscar Granato, la posibilidad de colaborar realizando esta propuesta. “Fue una novedad para nosotros”, admitió Granato en diálogo con El Eco de Tandil.
A partir de entonces, “vimos el éxito que había tenido, al ser una comida especial para el Viernes Santo. No se podía hacer para comer aquí, sino para retirar. Entonces, lo organizamos de esta manera”, indicó.
A raíz de la exitosa respuesta de la comunidad el año pasado, “este año, el Centro Andaluz nos vuelve a proponer esto y nos pareció una idea sensacional. Todos los amigos nuestros se han acercado”.
En cuanto a la organización, el presidente del Museo admitió que “es muy compleja” y que trabajan las dos instituciones a la par. Quien dirige, “es el Centro Andaluz”, no obstante aclaró que “nosotros prestamos el lugar y la colaboración de nuestra gente para trabajar”.
Según continuó, “se hicieron varias reuniones y las compras. Este año, se acercó Molinos Río de la Plata y nos donó el arroz”.
Mientras tanto, la gente continuaba acercándose y aguardando en una cola que traspasaba la puerta de entrada al patio interno del recinto. “La porción estuvo pensada para dos personas y se vendió a 45 pesos con el recipiente para que se lo puedan llevar en bolsitas”, dijo Granato.
Por último, invitó a todos los visitantes a que se acerquen al Museo, que lo recorran y conozcan así la historia de la ciudad. “Abrimos entre las 12 y las 20, para que nos visiten todos después de los actos religiosos. El Museo está a disposición de todos”, manifestó.
Una cocinera súper atareada
En plena venta, con muchas personas aguardando por su porción, Juana conversó con este Diario y resumió cómo fue el proceso de preparación de esta gran paella.“Esto consta de dos etapas. La primera la hicimos el día de ayer, en donde preparamos todas las verduras, limpieza y corte del pollo y el congelado del pescado. Esta mañana, a primera hora, ya arrancamos con el fuego para calentar el aceite y comenzar con el proceso de cocinado de esta cantidad de comida”, a la vez que calculo que estarían entregando “entre 1000 y 1200 porciones”.
En cuanto a la gran respuesta de la gente, expresó que “es una suerte. La convocatoria la hace el Museo y nosotros venimos a cocinar y resulta. Es una buena simbiosis”. Finalmente, ratificó que lo recaudado, se destinará al Museo Fuerte Independencia.*
PAELLAS Y JOTAS, El espíritu comunero de Bravo, Padilla y Maldonado, el de los ajusticiados por pedir justicia, se reivindicó un año más en la campa donde se libra la batalla por la identidad de Castilla y León. Hubo quien lo llevaba puesto, enarbolado en un sinfín de banderas que presumían de castillo almenado en color oro, también quienes lo buscaban entre las dulzainas que rendían homenaje a los himnos joteros más tradicionales y, otros, los vendedores, a los que este año les costaba encontrarlo entre una afluencia que aquejó la Semana Santa y las nada favorables previsiones meteorológicas para este Sábado Santo.
ResponderEliminarLa fiesta de la Comunidad se antojaba este año halagüeña en cuanto a previsiones de visitantes (30.000), pero la Semana Santa y la meteorología las aguó casi a la mitad (16.000 personas, 3.850 vehículos, 19 autocares y alguna pelea sin consecuencias durante la noche es el balance de la Delegación del Gobierno).
Nada de empujones y codazos. Ni huella del calor asfixiante que en ocasiones anteriores cotizaba la sombra. Villalar se festejó con tranquilidad en una jornada de cuellos alzados para vigilar los nubarrones que de principio a fin amenazaron la fiesta.
Amanecía la resaca trasnochada en la zona de acampada. Pasaban las diez de la mañana cuando los más perezosos asomaban desde el saco. Ahí estaban los vallisoletanos Jorge, Alberto, Daniel, Sara, Claudia, Sergio y Arturo, para quienes el desayuno tenía marca blanca en la etiqueta de un batido de vainilla. «Lo mejor es el ambiente, las carpas, aunque luego a las diez de la mañana suenan las jotas y hay que estar en pie», decían. El 'Ay Chatún, Chatún, Gomezserracín', el puente por el que se tiró el 'Tío Juanillo' y los novillos del Arrabal de Medina del Campo se colaban desde la campa entre las decenas de tiendas de campaña que bostezaban cremalleras entreabiertas. Los artífices de tales piezas, los 'Dulzaineros de Huerta del Rey', derrochaban música por los cuatro costados para el deleite de los primeros visitantes. «Venimos a tocar y a comer, y de paso a que la gente se lo pase bien con nosotros», explicaba Melero, uno de los componentes del grupo.
Otra jota, pero esta bailada, la estrenaron ayer sobre el escenario central las 16 mujeres del 'Grupo de Danzas Juana I de Castilla', de Tordesillas, que ha ideado en este género el 'Canto de Esperanza' de Nuevo Mester de Juglaría. «Son pasos nuestros, que quede claro», advertían.
Pancartas reivindicativas
Partidos políticos, sindicatos y organizaciones agrarias copaban un año más las ajetreadas carpas en las que ayer se cocían mensajes pre electorales. En el exterior, las reivindicaciones tenían nombre propio. Un altavoz para la Plataforma 'Castilla Limpia', que se plantó ante el presidente, Juan Vicente Herrera, con una pancarta contraria a la instalación de una incineradora en Ampudia (Palencia), y otro para una treintena de agricultores afectados por el Polígono de Castilla, que en tiempo de Semana Santa eligieron una pancarta con el siguiente rezo: 'Nosotros a votar, vosotros a robar'.
A esas horas, rozando el mediodía, el goteo de coches era incesante en el aparcamiento anexo al mercado. «Nada, esto no es nada comparado con otros años», comentaba Raúl Jiménez, vendedor zamorano, ante la llegada de visitantes. ¿Culpable la crisis? «De eso nada, todo depende del sol y este año de las vacaciones», se apresuraba a responder Ubaldo, responsable de un puesto de helados procedente de Torrelavega (Cantabria)