martes, 5 de abril de 2011

La Plaza de San Carlos congregó a artistas, escritores y una representación de la Asociación Española de Jacksonville que se encargó de ofrecer platos típicos como la paella y organizar conciertos y bailes de flamenco.

En un bello paraje plagado en un tiempo de piratas y hoy de pelícanos y barcos veleros, los españoles fundaron hace 200 años la última ciudad en Florida antes de ceder este estado al Gobierno de Estados Unidos en 1821.
En 1811 y, según la Ley de Indias, quedó planificada la pequeña ciudad de Fernandina, en la confluencia del río Amelia y pequeños islotes apenas habitados por alimañas en el extremo noreste de Florida, a muy pocos kilómetros de Georgia.
En honor del rey Fernando VII, en aquel año preso de los franceses, el gobernador de Florida Enrique White puso el nombre de Fernandina a la ciudad que desempeñó un lugar estratégico para el comercio de todo tipo, incluido el de esclavos y el contrabando.
Sirvió también como base de operaciones de los piratas que se escondían en los recónditos islotes de esa costa.
Un territorio habitado por los indios Timucua antes de la llegada de los españoles a Florida, que colonizaron el estado con las primeras misiones, escuelas y hospitales, ya que muy cerca, al sur, se encuentra San Agustín, la ciudad más antigua de Estados Unidos, fundada en 1565 por Pedro Menéndez de Avilés.
Diez años después de su fundación, en 1821, Florida pasó a Estados Unidos, con lo que concluyó la presencia de España en este territorio bautizado con ese nombre en 1513 por Juan Ponce de León.
Los habitantes de Fernandina han querido ahora recordar con actividades culturales, musicales y festivas su origen y el hecho de que fuese, hace dos siglos, la última ciudad fundada por los españoles en Estados Unidos bajo la Ley de Indias.
Una ley que fijaba con todo tipo de detalles las normas urbanísticas de la ciudad, que todavía hoy se respetan por su sencillez y sentido común en la ordenación del municipio, según recordó la alcaldesa Susan Steger al inaugurar este fin de semana una exposición sobre la historia de la ciudad.
"Nos sentimos orgullosos de este legado español", señaló la alcaldesa para quien el 200 aniversario de la ciudad es una oportunidad para revitalizar el municipio y aumentar su atractivo turístico.
La antigua Fernandina está hoy dividida en los mismos 146 lotes que el primer plan urbanístico. Lotes pequeños equivalentes a una peonía, que era el terreno que se otorgaba a los colonos para construir su casa y disponer de un huerto.
El gobernador White colocó frente al ancho río de Amelia la Plaza de la Constitución, bautizada luego como Plaza San Carlos y que se mantiene hasta hoy con el mismo nombre y registrada ahora entre los lugares históricos de Florida.
También perdura el Bosque Bello, un poético nombre para el cementerio de la ciudad donde todavía se aprecian los nombres de españoles como el de Antonio Díaz, fallecido a principios del siglo XIX.
Amantes de la mar y de la vida sosegada habitan la vieja Fernandina, como Jennifer y Mike Harrison, una pareja que descubrió hace unos años este lugar y quedaron prendados de su tranquilidad y la belleza de sus atardeceres.
"Vivimos en la calle Someruelos en una casa que construimos hace diez años y nos sentimos dichosos de habitar un lugar cargado de tanta historia", explicó a Efe Mike Harrison.
Los Harrison, junto con otros vecinos, organizaron un fin de semana de actividades para dar a conocer la historia de Fernandina.
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Tampoco faltaron los disfraces de piratas para recordar que durante siglos toda la zona estaba infestada de corsarios, atraídos por el volumen de buques que transitaban por las cercanías.
La Cónsul General de España en Florida, Cristina Barrios, inauguró las actividades culturales y festivas y destacó la importancia "de rememorar la trascendencia del legado hispano y la influencia cultural e histórica española en Estados Unidos".
Cientos de personas recorrieron las calles diseñadas hace 200 años con especial interés en la historias que varios voluntarios contaban de los personajes enterrados en el Bosque Bello.
Y, cómo no, uno de los lugares más visitados fue la Casa del Capitán, en el 212 de la calle Estrada, justo enfrente de la Plaza de San Carlos, ya que en esa casa se rodaron en 1988 escenas de la película "Las nuevas aventuras de Pipi Calzaslargas".
Una casa convertida hoy en el atractivo más moderno de Fernandina junto a su rico pasado histórico, que los vecinos desean perpetuar para subrayar la importancia de sus raíces hispanas.

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